Llegaste

Subo, vuelo, encuentro
Al hallarme, te hallo
Bajo, caigo, ardo
Al llegarme, te llego

Mi alumno y maestro
Amigo y amante
Compañero de ruta, hermano
Nuestra sangre es íntima e infinita

Parte de alma, parte de mi aire
En tu voz está mi voz
Tu energía vital es la misma que la mía

Sincronía precisa
Un canto ancestral
Subyace y nos atraviesa,
Es un hilo invisble
Que nos mueve como marionetas.

Me muevo, me deslizo, me disfrazo
Al sentirme, te siento
Alucino, deseo, (me) miento
Al pensarme, inevitable es, te pienso

Amenizando la melancolía
En notas musicales
Pinceladas, movimientos
Y palabras.

Son mil caras y una sola
Aquella que no se ve,
Aquella que no se palpa.

Espirales que se cruzan
En cinco puntos perfectos
Y encierran así
Una pirámide inabarcable.

Un desierto bajo el sol,
Un bosque encantado
Un lugar en el cosmos
Un Mercurio a donde volver
(y de donde partir).

Al entenderte, me entiendo.
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Sos Buenos Aires.





Nada, pensaba darte esto, en vez de publicarlo, no sé exactamente qué me hizo cambiar de opinión, pero si entras en algún momento sabé que es tuyo, que te pertenece...