Vértigo
Qué es eso que me mueve? Que me hace involucrarme en las situaciones más extrañas e insólitas? El vértigo. La adrenalina que me invade cuando subo, y subo, para después caer -cuanto más alto, mejor- precipitadamente, dejarme llevar por la inercia, que la gravedad haga lo suyo y me deje donde debo estar: en el piso. Muchas fracturas, largo tiempo en terapia intensiva, eso me costó hasta ahora mi amor por el vértigo. Pero lo sigo haciendo, una y otra vez, porque es lo que me hace sentir viva, activa, humana.
El aire agolpándose para entrar en mis pulmones, sobrecargado, y el corazón latiendo con fuerza, y cayendo, eso es vértigo. Hacer un acto kamikaze, una función impecable en la cual una se sacrifica por una causa que no lo vale. Y se siente único.
Lo que importa en realidad es la velocidad de la caída, y la altura desde la cual se la inicia. A más altura, más velocidad, más duración de la caída, más sensación de vértigo. Por eso cuando hago alguna locura tiene que ser en extremo, para subir lo más alto posible.
Cuando era chica, solían gustarme demasiado los toboganes. Ahora entiendo que es algo intrínseco, latente en mi desde siempre. Me subía a los más altos, una y otra vez. La diferencia entre esa forma de sentir vértigo y la que tengo actualmente es que la primera no era tan nociva, ni para mi cuerpo ni para mi alma.
Me estoy matando de a poco, esta herida también va a ser difícil de cerrar, porque aunque no lo crean, los géminis también sentimos. En nuestro caos, nos ilusionamos demasiado, y lo desechamos facilmente, ahí es cuando el dolor aparece, queremos en extremo, y pretendemos lo mismo de vuelta. Nuestro mundo imaginario nos puede, y entregarnos a el implica renunciar al real, y dejarse llevar por los vaivenes de nuestro corazón, donde todo es vértigo.
Quisiera atrapar tu indiferencia y volar al horizonte, siempre dejo abirta una puerta para que vos me descubras.
Y vos no entrás. Y yo sigo cayendo. Y qué fue lo que cambió? Que ya no hay nada más que hacer.
Ahora no, estoy volando
ahora no, estoy envuelta en visiones
colores, formas y otras cosas
me invitan a rozar el placer
ahora no, estoy volando
ahora no, me encuentro inerte en el aire
mi cuerpo juega con el viento
describe melodías a su paso
ahora no, ya no
Miráme caer. Percibí el vértigo en mi cara.
No es nada nuevo, pero esta vez es tu culpa.
El aire agolpándose para entrar en mis pulmones, sobrecargado, y el corazón latiendo con fuerza, y cayendo, eso es vértigo. Hacer un acto kamikaze, una función impecable en la cual una se sacrifica por una causa que no lo vale. Y se siente único.
Lo que importa en realidad es la velocidad de la caída, y la altura desde la cual se la inicia. A más altura, más velocidad, más duración de la caída, más sensación de vértigo. Por eso cuando hago alguna locura tiene que ser en extremo, para subir lo más alto posible.
Cuando era chica, solían gustarme demasiado los toboganes. Ahora entiendo que es algo intrínseco, latente en mi desde siempre. Me subía a los más altos, una y otra vez. La diferencia entre esa forma de sentir vértigo y la que tengo actualmente es que la primera no era tan nociva, ni para mi cuerpo ni para mi alma.
Me estoy matando de a poco, esta herida también va a ser difícil de cerrar, porque aunque no lo crean, los géminis también sentimos. En nuestro caos, nos ilusionamos demasiado, y lo desechamos facilmente, ahí es cuando el dolor aparece, queremos en extremo, y pretendemos lo mismo de vuelta. Nuestro mundo imaginario nos puede, y entregarnos a el implica renunciar al real, y dejarse llevar por los vaivenes de nuestro corazón, donde todo es vértigo.
Quisiera atrapar tu indiferencia y volar al horizonte, siempre dejo abirta una puerta para que vos me descubras.
Y vos no entrás. Y yo sigo cayendo. Y qué fue lo que cambió? Que ya no hay nada más que hacer.
Ahora no, estoy volando
ahora no, estoy envuelta en visiones
colores, formas y otras cosas
me invitan a rozar el placer
ahora no, estoy volando
ahora no, me encuentro inerte en el aire
mi cuerpo juega con el viento
describe melodías a su paso
ahora no, ya no
Miráme caer. Percibí el vértigo en mi cara.
No es nada nuevo, pero esta vez es tu culpa.