miércoles, diciembre 21, 2005

Vértigo

Qué es eso que me mueve? Que me hace involucrarme en las situaciones más extrañas e insólitas? El vértigo. La adrenalina que me invade cuando subo, y subo, para después caer -cuanto más alto, mejor- precipitadamente, dejarme llevar por la inercia, que la gravedad haga lo suyo y me deje donde debo estar: en el piso. Muchas fracturas, largo tiempo en terapia intensiva, eso me costó hasta ahora mi amor por el vértigo. Pero lo sigo haciendo, una y otra vez, porque es lo que me hace sentir viva, activa, humana.
El aire agolpándose para entrar en mis pulmones, sobrecargado, y el corazón latiendo con fuerza, y cayendo, eso es vértigo. Hacer un acto kamikaze, una función impecable en la cual una se sacrifica por una causa que no lo vale. Y se siente único.
Lo que importa en realidad es la velocidad de la caída, y la altura desde la cual se la inicia. A más altura, más velocidad, más duración de la caída, más sensación de vértigo. Por eso cuando hago alguna locura tiene que ser en extremo, para subir lo más alto posible.
Cuando era chica, solían gustarme demasiado los toboganes. Ahora entiendo que es algo intrínseco, latente en mi desde siempre. Me subía a los más altos, una y otra vez. La diferencia entre esa forma de sentir vértigo y la que tengo actualmente es que la primera no era tan nociva, ni para mi cuerpo ni para mi alma.
Me estoy matando de a poco, esta herida también va a ser difícil de cerrar, porque aunque no lo crean, los géminis también sentimos. En nuestro caos, nos ilusionamos demasiado, y lo desechamos facilmente, ahí es cuando el dolor aparece, queremos en extremo, y pretendemos lo mismo de vuelta. Nuestro mundo imaginario nos puede, y entregarnos a el implica renunciar al real, y dejarse llevar por los vaivenes de nuestro corazón, donde todo es vértigo.
Quisiera atrapar tu indiferencia y volar al horizonte, siempre dejo abirta una puerta para que vos me descubras.
Y vos no entrás. Y yo sigo cayendo. Y qué fue lo que cambió? Que ya no hay nada más que hacer.



Ahora no, estoy volando
ahora no, estoy envuelta en visiones
colores, formas y otras cosas
me invitan a rozar el placer
ahora no, estoy volando
ahora no, me encuentro inerte en el aire
mi cuerpo juega con el viento
describe melodías a su paso
ahora no, ya no

Miráme caer. Percibí el vértigo en mi cara.
No es nada nuevo, pero esta vez es tu culpa.

jueves, diciembre 15, 2005

Deseo

Nunca te vi llorar


Nunca te vi llorar.
Ahora que lo pienso,
nunca.

¿Qué muralla levantaste
al final de la playa
para que la marea
jamás llegue
a la vereda?

¿Qué pobre ventaja conseguís
andando por la vida
torciéndoles los brazos a las hadas,
apretando los dientes?

Es cierto,
alguna vez dijiste
que un día
decidiste
que ya nada te haría daño.

Le deseo
a tu engaño
que
se
d
e
s
m
o
r
o
n
e
.
Pronto.


Pedro Aznar




Es bello. Muy bello. Deséomelo a mi misma. Y a un par de personas más también.

viernes, diciembre 09, 2005

The word

THE BEATLES "In My Life"


There are places I remember
All my life though some have changed
Some forever not for better
Some have gone and some remain
All these places have their moments
With lovers and friends I still can recall
Some are dead and some are living
In my life I've loved them all

But of all these friends and lovers
There is no one compares with you
And these memories lose their meaning
When I think of love as something new
Though I know I'll never lose affection
For people and things that went before
I know I'll often stop and think about them
In my life I love you more

Though I know I'll never lose affection
For people and things that went before
I know I'll often stop and think about them
In my life I love you more

In my life I love you more




Qué es esto? Por Dios... ya no sé qué hago, ni que digo.

Hoy lloré como una nena cuando pierde a su papá. Y si, algún día me tenía que tocar.

jueves, diciembre 08, 2005

No se me ocurre un buen título

Dónde estoy? Qué estoy haciendo? Cómo llegué hasta acá?

El gris se metió sin pedir permiso entre mis ropas, y me pesa, me hace caminar más despacio, mientras contemplo todo alrededor. Cada mínimo detalle me trae un recuerdo, una sensación, un proyecto o idea. Me es muy difícil levantar la cabeza y mirar el mañana. Si, mañana. Solo horas. Minutos. Segundos.

Más horas, minutos y segundos para el retorno. "Por qué me duele?", suelo preguntarme. Todavía no encontré una respuesta satisactoria, pero intuyo que se aproxima a algo que ya pasó, y que dejó surcos profundos en mi alma, en mi actuar.

También me pregunto cómo será ese momento, en el que sepa que está ocurriendo, pero que yo no esté presente. Será eso de contemplar cosas a la distancia, a lo cual estoy tan acostumbrada? O será una especie de delirio masoquista? Ya lo sabré.

Y cuándo se acabe? Se romperán las ilusiones que abrigo desde hace tanto y que seguro crecerán con el pasar del tiempo? Se harán añicos en el instante en el que todo eso toque la realidad? Más de esta historia de corazones rotos? Sería menos trágico si me deshiciera de aquellas ilusiones, pero es complicado, nunca pude luchar contra ese yo que prevalece.

Dicen que todo escrito está, yo no estoy tan segura. Lo que si sé es que en unas horas voy a ser la chica con una copa de vino en la mano más triste del mundo...

lunes, diciembre 05, 2005

El y yo

El me contagia su simpleza, su forma de ver el mundo sin toda esa bruma con la que lo miro yo. El me muestra su alma, y se emociona al entrar en la mía. El me hace sentir única, especial, deseada. El, también me ofrecía un mundo perfecto, a nuestra manera, era mi mentor, mi abuelo que amaba contar historias y se enternecía al verme sonreír. El, también es mi reflejo, quien entiende exactamente lo que me pasa al ver una obra de arte o escuchar cierta música. El, también es mi guía espiritual, quien me enseña a través del dolor, quien me pone a prueba una y mil veces e incita mi superación. El es quien se va lejos, porque no tiene nada que aprender acá, conmigo. El es quien me agovia con sus muestras de afecto, aunque muchas veces una comunicación a tiempo haya impedido mi suicidio. El es quien me tortura para hacerme crecer, quien se va y vuelve, y se va, y vuelve. El es el que me lee, y no necesita que le hable demás, solo lo necesario. El es quien se siente honrado de que lo haga partícipe de mi existencia. El es quien quiere comunicarse conmigo a través de la piel. El se siente bien sabiendo que soy su nena, y que nunca voy a crecer del todo, que el siempre va a estar un paso más adelante que yo. El sería feliz si yo me dedicara a el tanto como el a mi. El se conforma con abrazarme y escuchar mi corazón latiendo -por el- para sentir seguridad y después volar. Mi maestro, mi alumno, mi guía espiritual.
Yo soy quien escucha con atención cada una de sus palabras. Yo soy quien se esfuerza por enseñarle a no avergonzarse de lo que siente. Yo soy quien lo vuelve loco, y lo hace hacerme mal. Yo soy quien lo contempla desde la distancia mientras se aleja, guardando la esperanza de su retorno -a mi-. Yo me escondo a veces, solo para no lastimarlo. Yo lo humillo, también para ponerlo a prueba. Yo lo quiero para mi -a el si- y no compartirlo con nadie. Yo soy aquella que trata de hacerle entender que se puede querer a muchas personas. Yo abrigo la ilusión de que en algún momento podamos otorgarnos existencia mutuamente. Yo no le entregué mi alma porque su partida estaba cerca -sin embargo me duele igual-. Yo le entregué mi ser, sabiendo que el iba a comprenderlo. Yo le entregué mi corazón, y lo hirió, y se lo saqué.
Así, estos el, o ellos, se conjugan con estos yo, o yoes, creandose cosas maravillosas a veces, infernales otras. Ellos se conocen, pero se evitan. Yo me conozco, y estoy aprendiendo a no evitarme. Pero no es suficiente.
Todos comparten algo: crean algo único, intimidad. Son personales. Son especiales.
Si el "ellos" se fundiera en un "el", sabría dónde quedarme. Hasta entonces, mi casa el es universo.