Traición
(Nota: lo que escribiré a continuación es producto de la influencía de "La insoportable levedad del ser")
"Ha llegado el momento más terrible, pero también el más esperado. Ha llegado el momento de la traición", dijo. No estoy segura de hasta qué punto esas palabras encerraban una verdad a punto de revelarse, pero si sé que en ese momento las sentía. Las sentía arraigadas en lo profundo de su ser, cada fibra de su cuerpo palpitaba aquel especial vocablo: Traición. Le inspiraba temor, pero resultaba tan placentero que estaba dispuesto a seguir adelante cuanto fuera necesario.
Qué es la traición? Es faltar a una promesa o juramento? Explícito o implícito? La infidelidad es traición? El engaño es traición? Nada de eso, en verdad no existe la traición. Nadie le rinde cuentas a nadie, todos somos corruptibles y el confiar implica saberse de antemano traicionado.
De todas formas, se encontraba ahí, parado, frente a esa puerta que tantas veces había cruzado con indiferencia, y sentía el poder que le brindaba el ser un traidor. Mejor dicho, esa antesala de la traición, cuando todavía no es real, todavía se está gestando en la mente, y el la repite una y otra vez, la disfruta, la goza. Entró. Lo estaban esperando. "Me voy, lejos". Silencio.
Ella lo abrazó, muy fuerte, intentando retener su imágen como último recuerdo. Sabía que era en serio, sabía que su hermano no jugaba. Entonces lo dejó ir. Y no lo sintió como una traición, claro que no estaba destinada para ella. El dejó la carta sobre la cama del cuarto principal, y salió.
Lo había hecho. La adrenalina ya corría por sus venas, era la traición. Pronto estarán leyendo su carta, su madre se derrumbará en los brazos de su padre, llorando. Su padre, firme como siempre, pensará dónde buscarlo. Pero ya será tarde para ese entonces, no le preocupa en absoluto.
Nuevamente frente a otra puerta que había cruzado infinidad de veces como si nada, excepto la primera vez. Aquella había sido si, especial, única. Luego de la tercer salida, la acompañó a su casa; le dió un beso en el umbral, pero ella lo arrastró hacia adentro. Vertiginosamente, se vió del otro lado, envuelto en besos y caricias de toda clase. Y en ese momento le gustó, en ese momento todo era felicidad, todo era futuro. Pero el futuro había llegado, y no había resultado ser lo que prometía. Por eso huía, solo buscaba su futuro perdido, sabía que allí no estaba, y que tampoco lo vendría a buscar.
Se agachó, e introdujo una carta por debajo de la puerta. "Perdón", decía. A ella no quería lastimarla, por eso no entraba, desafiante, a torturarla con las razones de su partida. Solo se iba, se alejaba, en la oscuridad cerrada de la noche.
Es esto traición? Si, lo es. Pero habría que sacarle el tono peyorativo al término.
"Ha llegado el momento más terrible, pero también el más esperado. Ha llegado el momento de la traición", dijo. No estoy segura de hasta qué punto esas palabras encerraban una verdad a punto de revelarse, pero si sé que en ese momento las sentía. Las sentía arraigadas en lo profundo de su ser, cada fibra de su cuerpo palpitaba aquel especial vocablo: Traición. Le inspiraba temor, pero resultaba tan placentero que estaba dispuesto a seguir adelante cuanto fuera necesario.
Qué es la traición? Es faltar a una promesa o juramento? Explícito o implícito? La infidelidad es traición? El engaño es traición? Nada de eso, en verdad no existe la traición. Nadie le rinde cuentas a nadie, todos somos corruptibles y el confiar implica saberse de antemano traicionado.
De todas formas, se encontraba ahí, parado, frente a esa puerta que tantas veces había cruzado con indiferencia, y sentía el poder que le brindaba el ser un traidor. Mejor dicho, esa antesala de la traición, cuando todavía no es real, todavía se está gestando en la mente, y el la repite una y otra vez, la disfruta, la goza. Entró. Lo estaban esperando. "Me voy, lejos". Silencio.
Ella lo abrazó, muy fuerte, intentando retener su imágen como último recuerdo. Sabía que era en serio, sabía que su hermano no jugaba. Entonces lo dejó ir. Y no lo sintió como una traición, claro que no estaba destinada para ella. El dejó la carta sobre la cama del cuarto principal, y salió.
Lo había hecho. La adrenalina ya corría por sus venas, era la traición. Pronto estarán leyendo su carta, su madre se derrumbará en los brazos de su padre, llorando. Su padre, firme como siempre, pensará dónde buscarlo. Pero ya será tarde para ese entonces, no le preocupa en absoluto.
Nuevamente frente a otra puerta que había cruzado infinidad de veces como si nada, excepto la primera vez. Aquella había sido si, especial, única. Luego de la tercer salida, la acompañó a su casa; le dió un beso en el umbral, pero ella lo arrastró hacia adentro. Vertiginosamente, se vió del otro lado, envuelto en besos y caricias de toda clase. Y en ese momento le gustó, en ese momento todo era felicidad, todo era futuro. Pero el futuro había llegado, y no había resultado ser lo que prometía. Por eso huía, solo buscaba su futuro perdido, sabía que allí no estaba, y que tampoco lo vendría a buscar.
Se agachó, e introdujo una carta por debajo de la puerta. "Perdón", decía. A ella no quería lastimarla, por eso no entraba, desafiante, a torturarla con las razones de su partida. Solo se iba, se alejaba, en la oscuridad cerrada de la noche.
Es esto traición? Si, lo es. Pero habría que sacarle el tono peyorativo al término.

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