martes, junio 14, 2005

Jugar o no jugar...

El último día de mis dulces dieciseis trajo consigo una suerte de iluminación; hacía mucho tiempo que no sentía aquella sensación, esa especie de explosión interna, casi comparable al placer producto de algún acto sexual: la perfecta combinación entre deseo, temor, impaciencia; se van conjugando, retroalimentándose; y, finalmente, aquella dulce liberación de toda esa energía acumulada. En fin, me encontraba yo en la tercer clase del día, correspondiente a la materia Psicología. La profesora, Marilú Castillo, nos soprendió con una clase deslumbrante, tal como sucede en ciertos instantes milagrosos, en los momentos en los que los planetas se alinean de una particular forma, con Mercurio en Venus y el Sol en Cáncer. Los temas eran diversos: en 40' habló sobre las zonas erógenas como lugares donde se acumula el líbido, la adaptación versus 'el hacer lo que se me canta', tableros de ajedrez y de otro juego extraño del cual no recuerdo el nombre, pero que se caracterizaba por tener reglas tan complicadas que solo jugándolo era posible aprenderlas, la diferencia entre quedarse libre y repetir, la película 'The Wall', el futuro. El futuro. Aquello fue el disparador para que en mi se produjera aquella descarga indefinida de placer y temor, aquello fue lo que hizo comenzar en mi una cadena de pensamientos acompañados de emociones muy intensas, aquello fue lo que inició la sacudida de mi alma.
Qué es para vos el futuro? Se atrevió a preguntarme. Yo, medio desconcertada, respondí algo semejante a que el futuro eran las aspiraciones, las ilusiones puestas en un tiempo por venir de una persona o un grupo de personas. Se mostró feliz con mi respuesta, hizo hincapié en mi utilización de la palabra 'ilusiones', y continúo preguntandome si me era fácil pensar el futuro, mi futuro. Decididamente, si, me es fácil pensar el futuro. Lo que es difícil es llevarlo a cabo. Y nuevamente otra pregunta, para este punto ya sentía que estaba siendo analizada por la mujer, pero me encantaba que así fuera, me impulsaba a ir más allá con mi pensamiento, diciendole cada vez más sobre lo que pensaba del futuro y cómo se relacionaba con la realidad. Era un círculo vicioso, que no conducía a ningún lado visible, pero no me importaba, yo seguía en la rueda, formulaba mis teorías sobre la dificultad que se presenta al intentar combinar las ilusiones de cada uno con lo que nos rodea, sacar de nuestras cabezas eso latente y materializarlo, pero en la cabeza, está solamente la mente? No, está nuestra razón, nuestros sentimientos, la gente que nos rodea Ahh Y lo difícil está en poder congeniar eso entre todos los miembros de la sociedad en que vivimos, para que todos cumplan con el futuro que pensaron. Y ahí me detuve. Di cuenta de mi error antes que ella me lo marcara: ya había considerado al mundo dentro de nosotros mismos, no podía resultar difícil hacer congeniar a nuestras expectativas con el, ya que ellas estaban inmersas en el. Grave error. Gravísimo error. Marilú notó mi error, y luego comentó que había sacado a relucir la idea de sujeto fuerte, omnipotente, del sujeto cartesiano o kantiano, que puede controlar a su mundo. Mientras hablaba, yo estaba en éxtasis, la escuchaba solo a ella, estaba a punto de revolucionar mi pensamiento para siempre... y lo hizo. Finalmente sus palabras me alcanzaron, entraron en mi alma y la movilizaron; y se quedaron ahí, aguardando para ser desgranadas luego.
Lo cierto es que tengo una concepción del hombre como ser fuerte, decidido, como centro del universo, pero contiene ciertos matices y desde hace un tiempo está empezando a debilitarse cada vez más. Soy yo y mi circunstancia, o mejor dicho, soy mi circunstancia y yo. El mundo ya estaba antes de venir, y el mundo va a estar aún cuando me vaya. Este entorno me condiciona, si, pero de qué manera? Esto fue la cumbre de mi revolución personal: puede influir en mi como una tablero de ajederez, en donde todas la reglas y los papeles disponibles para jugar están establecidos de ante mano, y en donde lo único que elijo es jugar o no jugar; o puede ser un tablero de aquel otro juego, en el cual nada está dicho, por más que existan reglas y papeles, la trama entre ellos es demasiado compleja, entonces se pierden, y al final, yo termino decidiendo qué reglas seguir, qué papeles tomar, dentro de los límites de mi tablero, pero con toda la libertad que implica el poder armar mi propio juego. Entonces solo hago eso, solo juego.

4 Comments:

Blogger Angel -|- Negro said...

Go, el juego se llama Go....

Alabada seas vos, Marilú y la virgen del carnero.
Te amo preciosa.

Lu

11:47 p. m.  
Blogger tij said...

¿Estará fuera de lugar firmar?

En realidad quiero hacer un único comentario, que más que comentario es una observación: es considerablemente curioso que hayas escrito hincapié sin hache; y esto no xq deba tenerla, sino xq yo incurrí en el mismo error hace un tiempo, más estrictamente, en la evalucación de psicología última.

11:34 p. m.  
Blogger #11 said...

COMENTO POR COMENTAR
LUEGO LEERE CUANDO EL TIEMPO NO SEA MAS APREMIANTE

BESOS

11:53 p. m.  
Blogger mbut said...

Está lindo.

11:38 p. m.  

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