Manifiesto
Son de público conocimiento los abusos ejercidos sobre las comunidades indígenas desde los tiempos de la colonización, no siempre oficializados, pero si latenetes en el saber popular. Sin escrúpulos, los crueles mercenarios encargados de llevar a cabo lo que llamaron "colonización" utilizaron métodos turbos e indignos, deshonrosos tanto para el verdugo como para el ejecutado, para destruir una civilizción entera establecida desde tiempos inmemoriables. Toda una cultura fue silenciada y condenada al olvido.
Non solum, sed etiam fuerons los suficientemente cobardes como para ocultar y tergiversar las injurias cometidas hacia la pachamama y sus hijos, hechos viles y maquiavélicos, solo atruibuibles a canallas como Cristóbal Colón y Hernán Cortés. En nombre de Dios, realizaron matanzas y persecuciones indiscriminadas, dieron rienda suelta al salvajismo, e hicieron subordinar a seres humanos, excusándose con justificaciones discriminatorias respecto de sus forma de vestir, de sus costumbres, aprovechándose incluso de la ingenuidad de los nativos y su desapego a las cosas materiales ("Ellos de cosa que tengan pidendosela jamás dicen que no; antes, convidan la persona con ello (...) quieren sea cosa de valor, quien sea de poco precio, luego por cualquier cosica (...) por ello se van contentos", Carta de Colón).
Sin embargo, gente rescatable y racional decidió escribir la nueva historia de las Indias, desde una perspectiva más humana, en relación con el trato a los indios. Bartolomé de las Casas y Bernal Díaz del Castillo intentaron una suerte de resistencia al abuso de poder sobre los indígenas. Las Casas defendía principalmente al "buen salvaje", un indígena cubierto y criado bajo la luz cristiana, digamos un indígena convertido en español. No pretendían que tuvieran otro temor más que a Dios, es deciar, al Rey, por supuesto español. ¿Hasta qué punto Las Casas puede ser considerado un redentor de las comunidades indígenas, un guía, si tenemos en cuenta que lo que lo diferencia de los conquistadores es la forma de ejercer el poder? Estamos ante una nueva forma de control: esta vez cultural, ideológica, psicológica, no ya física.
De la misma forma, Bernal Díaz del Castillo denuncia los maltratos y la violencia ejcercida, constituyendo un personaje atrevido para la época, polémico. Nadie duda de su aporte del tipo moral cristiano a la cuestión, sin embargo resulta en cierto modo insignificante e imposible de transformar en una acción definitoria de cambio. Sin contar además la hipocresía implícita que recubre el hecho de que haya sido parte del ejército de Cortés, y por lo tanto, de la impunidad ejercida sobre el indígena.
Denunciamos: la complicidad de la historia oficial en la degradación del indígena y la impunidad frente a los crímenes cometidos. Si bien fueron acontecidos hace ya más de cinco siglos, hoy en día se perciben las cicatrices que han dejado las espadas conquistadoras sobre las Naciones lationamericanas: la discriminación, la falta de identidad propia y del sentido de unidad son las bases en las que se alza una sociedad perdida y condenada a su ineficiencia y fracaso como tal.
Es idiota sedur pretendiendo que somos europeos cuando no lo somos, seguir viviendo en un tiempo que no nos es propio; debemos recuperar la dignidad, los valores; la memoria debe quedar latente en nuestro conciente colectivo.
Incitamos al respeto y la reinvindicación de las comunidades aborígenes, mayoritarias en Américalatina, aún siendo ignoradas. Su cultura es tan válida y relevante como la italiana, la española, la alemana, etc, todas introducidas en nuestro continente de forma violenta y autoritaria; incluso su cultura es más primordial, por ser la primera, la dueña de esta tierra, tanto hace cinco siglos como en los siglos venideros.
Esto se valuó en un 9+.
Non solum, sed etiam fuerons los suficientemente cobardes como para ocultar y tergiversar las injurias cometidas hacia la pachamama y sus hijos, hechos viles y maquiavélicos, solo atruibuibles a canallas como Cristóbal Colón y Hernán Cortés. En nombre de Dios, realizaron matanzas y persecuciones indiscriminadas, dieron rienda suelta al salvajismo, e hicieron subordinar a seres humanos, excusándose con justificaciones discriminatorias respecto de sus forma de vestir, de sus costumbres, aprovechándose incluso de la ingenuidad de los nativos y su desapego a las cosas materiales ("Ellos de cosa que tengan pidendosela jamás dicen que no; antes, convidan la persona con ello (...) quieren sea cosa de valor, quien sea de poco precio, luego por cualquier cosica (...) por ello se van contentos", Carta de Colón).
Sin embargo, gente rescatable y racional decidió escribir la nueva historia de las Indias, desde una perspectiva más humana, en relación con el trato a los indios. Bartolomé de las Casas y Bernal Díaz del Castillo intentaron una suerte de resistencia al abuso de poder sobre los indígenas. Las Casas defendía principalmente al "buen salvaje", un indígena cubierto y criado bajo la luz cristiana, digamos un indígena convertido en español. No pretendían que tuvieran otro temor más que a Dios, es deciar, al Rey, por supuesto español. ¿Hasta qué punto Las Casas puede ser considerado un redentor de las comunidades indígenas, un guía, si tenemos en cuenta que lo que lo diferencia de los conquistadores es la forma de ejercer el poder? Estamos ante una nueva forma de control: esta vez cultural, ideológica, psicológica, no ya física.
De la misma forma, Bernal Díaz del Castillo denuncia los maltratos y la violencia ejcercida, constituyendo un personaje atrevido para la época, polémico. Nadie duda de su aporte del tipo moral cristiano a la cuestión, sin embargo resulta en cierto modo insignificante e imposible de transformar en una acción definitoria de cambio. Sin contar además la hipocresía implícita que recubre el hecho de que haya sido parte del ejército de Cortés, y por lo tanto, de la impunidad ejercida sobre el indígena.
Denunciamos: la complicidad de la historia oficial en la degradación del indígena y la impunidad frente a los crímenes cometidos. Si bien fueron acontecidos hace ya más de cinco siglos, hoy en día se perciben las cicatrices que han dejado las espadas conquistadoras sobre las Naciones lationamericanas: la discriminación, la falta de identidad propia y del sentido de unidad son las bases en las que se alza una sociedad perdida y condenada a su ineficiencia y fracaso como tal.
Es idiota sedur pretendiendo que somos europeos cuando no lo somos, seguir viviendo en un tiempo que no nos es propio; debemos recuperar la dignidad, los valores; la memoria debe quedar latente en nuestro conciente colectivo.
Incitamos al respeto y la reinvindicación de las comunidades aborígenes, mayoritarias en Américalatina, aún siendo ignoradas. Su cultura es tan válida y relevante como la italiana, la española, la alemana, etc, todas introducidas en nuestro continente de forma violenta y autoritaria; incluso su cultura es más primordial, por ser la primera, la dueña de esta tierra, tanto hace cinco siglos como en los siglos venideros.
Esto se valuó en un 9+.